El SAHS es una enfermedad que habitualmente persiste en el tiempo, por lo que el tratamiento deberá ser continuado cuando el paciente se va a dormir. 

En algunas ocasiones la pérdida de peso puede mejorar el SAHS o incluso curarlo. En estos casos, se consultará con la unidad de sueño, para valorar la necesidad de seguir con el tratamiento. Por eso es importante monitorizar al paciente con visitas periódicas, con el objetivo de evaluar la evolución de la sintomatología.