La ortodoncia lingual, al igual que los brackets convencionales, no es dolorosa. Sin embargo, como en cualquier otro tratamiento de ortodoncia, se puede sentir presión en los dientes el día en que se coloca el tratamiento, o después de aquellas visitas en las que se cambia el arco o se activa algún dispositivo ortodóntico. Estas molestias suelen desaparecer al poco tiempo.

Durante el periodo de adaptación, también pueden aparecer ligeras rozaduras en la lengua, debido al contacto de ésta con los brackets. Para solucionar estas irritaciones, se puede colocar una cera especial que se te dará en la clínica, que evitará el roce del bracket sobre la lengua y las llagas desaparecerán en pocos días.